miércoles, 25 de junio de 2008

La zamba de Juan Panadero

Qué lindo que yo me acuerde
De don Juan Riera cantando
Que así le gustaba al hombre
Lo nombren de vez en cuando.

Panadero don Juan Riera
Con el lucero amasaba
Y daba esa flor del trigo
Como quien entrega el alma.

Estribillo

Cómo le iban a robar
Ni queriendo a don Juan Riera
Si a los pobres les dejaba
De noche la puerta abierta.

Por la amistad en el vino
Sin voz querendón cantaba
Y a su canción como al pan
Lo iban salando sus lágrimas

A veces hacía jugando
Un pan de palomas blancas
Y harina su corazón
Al cielo se le volaba.

Letra: Manuel J. Castilla
Música: Gustavo Leguizamón.

martes, 24 de junio de 2008

Don Juan Panadero Riera (mi padre)

Mi padre, don Juan Riera nació el 16 de enero de 1896, en Ibiza (España) en donde pasó gran parte de su niñez y adolescencia, hasta que por causa de la Primera Guerra Mundial, salió de su país.

Así en 1914 llegó a la Argentina y se instaló en Tucumán donde estuvo solamente un año, se ganaba la vida como vendedor callejero de masas y confites. En esos quehaceres lo sorprendió la propaganda de "Huaytiquina, paga". Dejó Tucumán y se vino a trabajar de carpintero en la extensión ferroviaria a Socompa. En esos andares no abandonó el oficio de panadero, hacía pan, masas y confites para vender entre la gente del lugar. Fiel a su militancia anarquista luchó por sindicalizar a los obreros. Tal empeño le costó su trabajo en el ferrocarril.

En Salta conoció a mi madre, doña Augusta Cavalleroni, quien nació el 7 de mayo de 1906, y falleció el 28 de octubre de 1983. De esa unión nacimos nueve hijos: Hugo, Armonía (ya fallecida), Electra, Ermes, Floreal (fallecido), Themis, Ermita, Juan José y Nelson.

Con la ayuda de mi madre retomó el oficio de panadero y confitero. En su local se relacionó con obreros, artesanos, empleadas domésticas, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, empleados estatales, todos y cada uno de ellos le comentaban sus problemas de trabajo: malos tratos, abusos, falta de pago y falta de trabajo. Sensible a las dificultades de sus clientes y fiel a sus principios anarquistas decidió unirlos en un gremio. Fruto de sus desvelos fue la fundación, en 1923 del Sindicato de Oficios Varios. Su militancia sindical y su "peligrosa ideología" lo marcaron como una amenaza para la paz social.

Al producirse, en 1930, el cuartelazo de Uriburu, se fugó a Bolivia para salvar su vida. Pasado el peligro regresó a Salta donde continuó con su actividad gremial y su labor de panadero, haciéndose conocido en las barriadas por su especialidad, el pan cacho, pan preferido por los inmigrantes.

La panadería de Riera, ubicada por entonces en Pellegrini 515, fue un referente importante en las décadas de los '50 y '60, por un lado para figuras del folclor, que se juntaban allí para cantar y crear. Allí nació, por ejemplo, el recordado "Dúo Salteño", integrado por Patricio Giménez y Néstor "Chacho" Echenique. Entre sus amigos estuvo el poeta español León Felipe, Manuel J. Castilla, Leguizamón, César Fermín Perdiguero y el reconocido guitarrista Eduardo Falú.

En su casa se juntaban Ernesto Cabezas, Jaime Dávalos, Julio Espinosa y José Ríos. Don Cayetano Saluzzi y sus hijos, Dino, Celso y Cuchara, deleitaban con música a los que trabajaban en la panadería. Entre otros estaban Juan Ahuerma, Miguel Antonio Sorich, David Antonio Sorich, Manuel Catán y el artista plástico Antonio Yutronich. También pasaron socialistas, anarquistas y libertarios, como el "Che" Guevara, en viaje a México.

Por otro lado, era el alivio para las personas de menores recursos, que podían pasar por allí a comer o simplemente a cobijarse, cuando los días de frío y hambre amenazaban a punta de lanza.

Dos leyendas del folclor salteño, como el "Cuchi" Leguizamón y Manuel J. Castilla, compusieron una zamba para mi padre y es quizá la que mejor refleja la personalidad de Don Juan. La pluma incomparable del "barbudo" supo sintetizar en cinco cuartetas el inmenso amor hacia el prójimo, que el panadero tuvo durante toda su vida. "Cómo le iban a robar, ni queriendo a Don Juan Riera, si a los pobres les dejaba de noche la puerta abierta".

Dice el Cuchi Leguizamón: “Mire, nosotros teníamos un amigo, don Juan Riera, quien era propietario de una panadería en la calle Lerma. Manuel (Castilla) todas las mañanas le compraba el pan calentito, pero una vez al Barbudo lo dejaron sin trabajo en el diario El Intransigente, entonces no fue más. Pero al poco tiempo Rierita comenzó a llevarle personalmente el pan de la mañana. Manuel le dijo que no lo aceptaba porque no podía pagarlo y ¿sabe qué le contestó Rierita? Antes cuando usted podía, venía y me compraba el pan, pero ahora que no puede es mi obligación llevárselo todos los días. Mire qué filosofía.”

El escritor Juan Ahuerma, relata una anécdota: “Don Juan, incansable trabajador, aprovecha que llega setiembre y las fiestas del Milagro y decide instalar en la plaza 9 de Julio una mesa para vender biscochuelo, al igual que tantos otros. Pero, ¡oh coincidencia!, las autoridades municipales sacan en el mismo momento una ordenanza prohibiendo toda venta callejera, a no ser las inocentes e infaltables cédulas. Nada es derrota para don Riera. La necesidad, que agudiza el ingenio, le hace improvisar una salida excepcional: sin perder tiempo hace un cartel con la siguiente leyenda: "IGLESIA NUESTRA SEÑORA DE LA LIBERTAD", se coloca en un brazo la banda papal y en el otro los colores anarquistas y vende cédulas como cualquier creyente. Los premios: una porción de biscochuelo”.

Adaptación del texto contenido en el Anecdotario Salteño perteneciente a la web de la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta.

domingo, 22 de junio de 2008

Despertando en el Ocaso

Poemas y algo más

Me dijo un día mi amiga:
"tienes que escribir un libro, pues argumento te sobra"

A lo que contesté:
"no es fácil escribir un libro si no has nacido para ello"

Mirá,
me dijo, cuando tengas idea de cualquier tema en tu mente, no importa la hora que sea, y esto tenlo bien presente, escribe cuanto más no sea una frase y ya verás como te van saliendo las cosas que vos propongas.

Pero no me sentía yo capaz de tamaña empresa. Pero hete aquí que una noche yo me desperté de golpe y pensé en unas cuantas frases que yo creí que eran buenas y es ahí donde empecé a escribir estas poesías que no son de lo mejor pero que encierran mensajes, tienen un poco de humor y son versos muy sencillos que escribí de corazón.
Luego empecé a leerlos al que me quería escuchar y en verdad que no esperaba que las vayan a aceptar como algo que sirviera para poderlo editar.

Pero fue hermosa sorpresa al saber que les gustaban ya que todos me decían que eran lindas poesías tan simples como la vida.

Y ahí yo me animé a hacerlas conocer y créanme que me siento con un enorme placer.

Aquí les dejo algunos de mis versos....

Por cualquier cosa

Por qué no podremos
como los niños
reír por cualquier cosa,
mientras los grandes
reniegan y pelean
también por cualquier cosa.

Por qué no podremos
como los niños
estar alegres por cualquier cosa,
mientras los grandes
se matan y discuten
por cualquier cosa.

Aprendamos de los niños
que ríen por cualquier cosa
y no de los grandes
que a veces pierden la razón
solo por cualquier cosa.-

Themis Riera


La Vida

Bellos recuerdos,
perfumes, colores,
espinas, dolores,
todo amalgamado,
tiempos dorados,
oscuras tinieblas,
días soleados,
o noches de niebla,
bellos momentos,
muchos problemas,
todo mezclado,
eternos dilemas.
¡Así es la vida!
¡Tendrás que aceptarlo!


Themis Riera



Coplas

Al final del arco iris
yo escondo mis coplitas
están llenas de colores
y también son picaritas

Yo no se de donde diablos
salí yo medio coplera
si tenía simplemente
que haber sido ¡panadera!

Cuando me subo a aquel cerro
para espiarte un poquitito
me desilusiono un poco
¡pues lo tienes tan chiquito!

Y yo que te pido que bajes
para mostrarte una cosa
me sales diciendo: ¡china,
eso tampoco es gran cosa!

.......

Soy coya y a mucha honra,
salteña de corazón
y con mis coplas les brindo
todo, todito mi amor.

A veces mis coplas lloran,
otras veces son alegres,
son alegres en compañía
y tristes cuando estoy sola.-

Themis Riera